martes, septiembre 26, 2006

Etimología de las palabras (II)

En esta segunda aportación al maravilloso y derrochador mundo de la etimología ficticia de las palabras nos encontramos con un término que en el momento que la palabra sale suavemente de la boca, cual rayo de luz al amanecer, se siente una sensación de pomposidad y ventosidad sólo comparable a la situación en la que uno se encuentra cuando se libra de un peso (muy) pesado en la soledad del habitáculo del Señor Roca. ¿Y cuál es esa palabra? os preguntaréis avezados lectores.

La palabra en cuestión es sinergias. Esta acepción de la palabra proviene de la antigua época bizantina, donde un acaudalado hombre de negocios, llamado Sinergio, juntaba siempre la mermelada con la mantequilla en la hora del desayuno. Hay que tener en cuenta, avezado lector, que la Historia (con H mayúscula) la idea de juntar dos entes diferentes para conseguir un bien común era algo que todavía no se estilaba demasiado (en este caso por el bien (buen) común del paladar).

La fama de este hombre empezó a correr como la polvora, primero por su poblado, luego por su región, para terminar después por tierras más lejanas. Cada vez que un atrevido ser humando intentaba con todas sus ganas unir dos cualidades tan diferentes unas de otras, pero siempre pensando en un fin único, se decía la siguiente frase: 'Por el poder de Sinergio, juntemos nuestra esencia de la vida, oh Dioses que todo lo podéis!'. De ahí salió la famosa palabra.

miércoles, septiembre 20, 2006

Etimología de las palabras (I)

El día de hoy ha sido extraño. No por el tiempo, ni por el transcurso del mismo, sino por su manera de ser. Escribo desde un punto neutro dentro de la geografía de los sueños, en el país de las mal llamadas libertades, donde hay algo que me encanta: la cantidad de gente que va en bicicleta, que gran invento!

En fin, hoy empiezo una nueva serie de artículos dedicada a la etimología de las palabras en un sentido parecido a la ciencia ficción. Y hoy la primera que aparece es racista. Racista proviene de la palabra race, que significa carrera. ¿Y por qué proviene de esa palabra, y no por ejemplo de raza? Muy sencillo, en el siguiente párrafo encontrará el lector la respuesta.

Ser racista es igual que correr en una carrera, pero una carrera cuya meta son la mayor parte de los males del mundo: avaricia, riqueza vs pobreza, dominación, ... Es una excusa más para participar en la carrera, cuya meta es la autodestrucción. Pero el problema que no es la autodestrucción del individuo, sino de la vida. ¿Qué es sino los problemas religiosos que tenemos ahora (oriente vs occidente), las guerras y terrorismos actuales, o las diferencias abismales entre los participantes de la vida?

Pero no todo es malo, existe una cosa positiva: todos somos culpables en cierta manera, así que poniendo un poco de ánimo entre todos se puede solucionar (aunque hay momentos en que creo que es imposible, puesto que nadie quiere mover ni un dedo por el prójimo, sólo quiere seguir corriendo para distanciarse más de los demás y poder llegar a la meta final, la dominación del mundo, pisando las cabezas de los demás).

En España se vive cada vez más de cerca la diferencia de culturas entre inmigrantes y españoles, y lo único que se acentúa al final es la participación de la gente en la carrera del racismo, puesto que nadie pone nada de su parte, ni los españoles, ni los inmigrantes.

Consejo al Estado: la creación de grupos de trabajo compuestos por gente de todas las nacionalidades que existan en España para conocer bien las culturas de cada pueblo, organización de actos donde se entremezclen las razas, y donde la gente pueda aprender de cada uno de los demás. Es algo que es necesario para todos, tanto jóvenes como ancianos, y a ver si así se puede conseguir que la horrible carrera en la que estamos inscritos se convierta en una marcha popular.