lunes, junio 04, 2007

Extraños binomios

No soy capaz de imaginarme a Chuck Norris en Macondo, rodeado de la familia Buendía y olvidándose de cómo se llaman sus golpes mortales. Quizás es mejor que se escape al ambiente de Blade Runner, buscando el replicante que le pueda servir como sparring. Es verdad que la infancia de Chuck no debió de ser nada fácil, pero su búsqueda del super-yo le hizo cada vez más fuerte: no sólo físicamente, sino de alma (ver historia del pool de las almas).

El pequeño saltamontes a la vez intentaba abrirse camino en la espesura de la selva de Predator, pero no contaba que estaba con él Arnold para enfrentarse a su bestia negra: nuestro amigo Chuck. Estamos hablando de la época en que Ana Obregón salío en el capítulo del 'Equipo A' intentando matar a tiros a cualquiera que se pusiera delante... Que gran trío hacían Arnold, Chuck y Ana, es cierto que nunca tendremos nada parecido.

Ya nada será como antes... no mejor, antes no era nada como ahora.

Como suena el viento hijo, como suena el viento.